Alguien tiene que morir.

He empezado a olvidar quien soy, porque hago lo que hago, la respuesta es sencilla a primera vista, lo hago porque lo amo, porque hace vibrar mi alma con una melancolía inevitable de color azul que todo lo arrasa, esta inevitable melancolía en mi vida nace desde el momento en el que fui concebida, por el deseo idílico de Vero porque yo fuera una versión de ella que lograra todos los sueños que ella no pudo.

Y ahora aquí estoy en carne y hueso, una versión de todo lo que ella quiso pero sin ella en la ecuación, la perdí para poderme encontrar porque justamente trataba desesperadamente del que mi nacimiento no fuera en vano, yo sabía las expectativas con las que se me trajo al mundo, quería que mi mera existencia no fue un número mas en este vasto mundo, pase mi vida entera ofreciendo mi esencia como un sacrificio perpetuado a toda mi vida.

Pero me perdí, perdí mi identidad entera, mi nombre, quería verme borrada ferozmente de la faz de la tierra, para llegar a ser todo lo que Vero deseaba, en algún punto ella fue borrada antes que yo, y me quede sola sin cobijo alguno. Fría con los huesos desnudos, con una identidad robada, tuve que reinventarme, portar mi nombre, un nombre que se sentía ajeno, reconocerlo como mío, aprendí a dejar de aborrecer mi reflejo y finalmente con mucho miedo, pude verme, Najh existía.

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